Los escenarios tucumanos de las primeras décadas del siglo XX recibían los mejores espectáculos que había en el país. Las tres salas teatrales -Odeón (hoy San Martín), Alberdi y Belgrano- se disputaban la presencia de los mejores, y el público respondía llenando las salas. De tal manera que en junio de 1932 se presentó por primera vez en nuestra provincia el reconocido pianista chileno Claudio Arrau. Nuestro diario expresaba: “la expectativa que entre nosotros había despertado la fama mundial de Claudio Arrau no ha sido defraudada, sino que, por el contrario, se podría decir que nos ha dado más de lo que esperábamos”. El músico trasandino tenía previstas tres presentaciones, pero debido a cuestiones de agenda fueron reducidas a dos lo que generó una gran frustración entre los tucumanos que no pudieron ser espectadores de sus dos actuaciones.
El cronista señala: “efectivamente se trata de uno de los artistas más completos que en su género hemos oído. Sólida musicalidad, fraseo claro, expresivo y sin afectaciones, Su técnica sorprendente, su ductilidad de espíritu y evidente cultura, le permiten abarcar con éxito la interpretación de todos los estilos. Una de sus más notables condiciones, es la singular belleza de sonido”.
El pianista se presentó en Tucumán poco después de cumplir 29 años y con una, ya dilatada carrera musical.
Fue un niño prodigio que con apenas tres años ya leía partituras musicales, y su maestra fue su madre, Lucrecia León Bravo, que era profesora de piano. A los cinco dio su primer recital en su ciudad natal, Chillan, donde había nacido el 6 de febrero de 1903.
Luego de presentarse ante el presidente Pedro Montt y el Congreso de su país, recibió una beca de formación en Alemania. Fue a la capital alemana, Berlín, donde estudió con el profesor Martín Krause, que había sido discípulo de Franz Liszt. Su primer recital fue en la capital germana en 1914 para luego salir de gira por toda Alemania y los países escandinavos.
Fama mundial
Para 1918 su fama había crecido y toda Europa esperaba sus actuaciones. La década de 1920 lo vio recorriendo el Viejo Continente y los Estados Unidos.
Su figura se hizo legendaria entre los alemanes y austríacos debido al conocimiento y dominio de las obras de los grandes compositores germanos como Ludwig van Beethoven.
Quizás nuestra provincia pudo tener el privilegio de escucharlo cuando estuvo de regreso en Chile por algunos años y desde allí viajaba a los países cercanos.
Un pianista estupendo
En cuanto a su primera actuación en el Jardín de la República la crítica resaltaba: “en el primer concierto ya Arrau nos había hecho la impresión de un pianista estupendo pero su actuación en el concierto sinfónico interpretando a Beethoven nos parece que lo eleva más todavía. Párrafo aparte merece elogio la orquesta que lo acompañó bajo la dirección del maestro Olivares como pocas veces estamos acostumbrados de oírla”.
Las actuaciones de Arrau fueron patrocinadas por “La Filarmónica de Tucumán” y se presentó en el viejo teatro Belgrano, donde ahora funciona el Ente Cultural Tucumán (San Martín 251). Las obras programadas en aquellas presentaciones fueron el Rondo en re mayor de Mozart, Sonata en re mayor op 10 de Beethoven, Dos estudios y scherzo en si bemol menor de Chopin; Danseauses de Delphe, Jardin sous la pluie de Debussy, Allegro Barbaro de Bela Bartok y El Puerto y Triana de Albeniz.
La entidad musical tuvo una intensa actividad ese año, la que fue reconocida por nuestras páginas: “la nombrada asociación artística continúa inconmovible en su empeño, muy loable por cierto, de ofrecernos con la mayor frecuencia y regularidad posible, lo mejor que en materia de música podemos aspirar”.
Presentación de 1942
Una década más tarde volvió a nuestra provincia para presentarse en mayo de 1942. Su presentación en la Academia de Bellas Artes fue un éxito de público que colmó la sala y mucho público quedó afuera escuchando. La expectativa estaba puesta en la posibilidad de escuchar el concierto por radio pero no pudo ser por inconveniente técnicos en la emisora cargo de la trasmisión.
Nuestros cronistas señalaron que la actuación del chileno fue “impecable” y “recibió el agasajo del público con extensas ovaciones”. El pianista fue acompañado por más de 70 instrumentistas tucumanos y el maestro Alex Conrad. El pianista chileno venía precedido de críticas favorables en sus actuaciones en Santa Fe y Rosario donde se presentó a sala llena. En esta gira el artista vino acompañado por su esposa Erika Burkewitch.
Tras sus actuaciones aquí se trasladó a México donde hizo su debut en tierras aztecas. Después volvió a Alemania donde ofreció una serie de recitales. Tras ese éxito en tierras europeas regresó a Sudamérica.
El endurecimiento del régimen nazi lo llevó a abandonar Alemania y en 1941 se trasladó a Estados Unidos para fijar su residencia en Nueva York. Arrau permaneció activo hasta muy mayor; actuó hasta más allá de los 80 años, cuando recibió el Premio Nacional de las Artes Musicales en su país. Además tiene el privilegio de ser el primer intérprete de música clásica en grabar un CD hacia fines de 1982 y hasta se mantiene la disputa sobre si no fue el primero de la historia, aunque algunos le dan ese privilegio al álbum The Visitors de Abba.
Murió a los 88 años, el 9 de junio de 1991 en la ciudad austríaca de Mürzzuschlag. Sin embargo sus restos están enterrados en su ciudad natal.
En la ciudad de Chillán puede visitarse el Museo Interactivo Claudio Arrau León donde puede recorrerse su extensa obra musical y artística. Fue inaugurado en diciembre de 2005 y se construyó en el predio donde pasara su niñez.
Una visita relámpago
Apenas una hora estuvo Arrau en agosto de 1944 en nuestra provincia, al hacer escala técnica el avión que lo trasladaba a Lima donde tenía previsto una serie de presentaciones. El maestro fue saludado por el cónsul peruano Julio Alberto Castillo y el maestro Enrique Casella. Tras actuar en Lima se presentó en Panamá y en San José de Costa Rica. En una corta entrevista señaló que se sentía muy triste por no poder actuar en Tucumán nuevamente de donde tenía muy buenos recuerdos. En esa misma charla reconoció la importancia del avión como medio de transporte que permitía acortar los tiempos de traslado, lo que hacía posible actuar en distintas partes en tiempos muy cortos.